08 enero 2009
no siento no me toca
Es pasada la medianoche en Argentina, casi he terminado mi trabajo con los temas deportivos del semanario y venía de un breve recreo donde sufrí un documental de niños árabes e israelíes que seguramente habrán visto también por allí. Primero abrí el correo y encontré unas líneas de mi amigo Walter estimulándome a colgar algún tema, con su amabilidad centroamericana. Luego leí otro mensaje de un pueblo cercano a mi ciudad preguntando por mis historias de contratapa de cada semana cuando sentí mis ojos desorbitados de tantas horas frente al ordenador. Porque cuando me siento ante la pantalla no me muevo salvo por necesidades muy puntuales, y digo esto porque quiero contestar a Walter, que no es otro que el extraordinario Portilla, y a la mujer casi coterránea que no conozco, sin esperar a más tarde. Entre las ganas de dormir y una especie de angustia que me dejó el documental de esos pequeños que saben que la guerra no se detiene con balas y bombas, empecé a teclear sin tener muy claro que debía poner alegría en mi respuesta a los amigos. No escribo de esta forma para lograr efecto alguno sino solamente para salir de mis carriles normales, pero veo que terminaré apuntando hacia el sitio que me es común. Y todo por esa pregunta que me da vueltas ante la hipocresía del mundo que ve desangrarse a una parte de su misma tierra y nada se detiene salvo contadas excepciones. Se que esto es una hoja al viento que carece de peso porque es difícil que los intereses supremos de la muerte coticen su menosprecio por la vida. No entiendo cómo debo hacer para desentenderme de algo que ya se ha puesto normal y vemos como en una miniserie por TV que empieza y termina cuando el guionista tiene nuevas acciones en su libro. No puedo decir “no siento no me toca” o que “la función debe continuar” en el gran teatro, aunque de hecho así sea y nos entretengan de mil maneras. El amor que no se proyecta hiere, y no quiero ser un mero recurso alternativo que parece decir y no transmite nada. En mi rincón pienso que otra vez caigo en mis redes y ya no saldré de ellas. Creo que contaminamos todo lo que tocamos en pensamiento, palabra y obra. Que todos los “mea culpa” que se vierten en mesas de negociaciones impuras son mentiras, y que los niños debieran crecer descontaminados de sus padres biológicos e institucionales, para que la rueda de la vida se recomponga desde sus corazones absolutamente limpios. Pido perdón por este inocente y torpe manifiesto y por la parte que me toca de este infierno que ayudé a crear. (José López Romero)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
10 comentarios:
Muy fuerte y cruda realidad la de los pueblos pisoteados...
un saludos solidario
Nos toca a todos, o por lo menos deberia tocar más de un corazón.
Cruel realidad...
Besitosssssss
Cómo perdonarte por algo de lo que me siento tan culpable. Y quién me perdona a mí.
Ayer vi a un amigo que llegaba de Tanger y ha vivido toda esta masacre entre musulmanes. Llegó a España pensando que estábamos al borde de una III guerra mundial, a juzgar por las noticias y el ambiente que allí se respiraba. Y me cuenta que se quedó muy sorprendido al llegar aquí y comprobar la pasividad y la ignorancia existente, fruto del largo letargo sembrado en nuestras mentes por medios de comunicación y gobiernos (¿o es lo mismo?).
Yo ya no sé para donde debemos de gritar; no responde ni el eco.
Un abrazo y ánimo.
...José...es terrible todo esto.Niños inocentes,en medio de esta madita guerra.Me toca muy de cerca,mis primas viven...cerca del conflicto.Que no es de ahora...sabemos nada de la verdad.Hay horrores de los dos lados...y muchos intereses creados.Pidamos...Recemos...por la Paz de los Pueblos.Gracias Shalom.Te dejo un Beso.
Estimado José, me siento obsequiado con palabras tan cálidas, te agradezco en el alma.
Recién ahora puedo determinar, por tus palabras y la hora en que colgaste el post, tu horario en el semanario y comprendo tu ausencia de los blogs y de tus escritos. No lo sabía, discúlpame, José.
Quien no debe disculparse ere tú, amigo. Yo estoy feliz, te leo y puedo contestarte, me escuchaste, escribiste, eso digo. Y no esperaba que dijeras algo feliz, esperaba que hicieras lo que hiciste, dejarte fluir. El momento que decidiste contestar a mi requerimiento, sucedió lo que cuentas (que duele mucho, es cierto) y es así, así es como somos, como nos dejamos infuir. Es la vida José, parte de ella todos somos; de esa forma nos conocemos, de esa forma nos aceptamos, disculpas para qué. Mi abrazo grande, José (he separado, para cuando vengas, 12 horas de cerveza).
No es cierto,
a ti,
a mí,
a otros muchos,
si nos toca.
Un abrazo
nos toca
claro que nos toca
en el alma, en el corazon, en los ojos en las manos en todo el cuerpo nos toca y duele
duele y da rabia por tantas injusticias
nos toca, si que nos toca, a ti, a mi, a ellos, a todos, menos a lo quien les tienen que tocar....
- Que trsteza amigo. Muchas veces me pregunto de donde viene el hombre, que paso con lo humano, porque la bestía cotiza tan alto en bolsa. Ade
La foto de ese niño es de Irak, no de Palestina. Por otro lado, qué significativo es cómo os quita el sueño los niños palestino pero no os mueve un pelo los de Darfur.....
Eso se llama, tener moral selectiva y es, otra forma de inmoralidad.
No acostumbo a contestar los comentarios y menos cuando se me acusa de inmoralidad. No quiero recoger ese guante por respeto a los demás integrantes del sitio y a quien me ha invitado a participar. Mi memoria tiene bastante de cuanto lugar se enseñoree la muerte a manos de los más fuertes o con aliados poderosos. Si, es posible que esa imagen sea de Irak, fue tomada de internet, pero no difiere de la sangre y del horror que viven los niños palestinos o los que pudieren caer del otro lado. Ayer escuche a una sensata mujer de mi país que dijo, "en los campos de concentración nazis soy judía, en Gaza soy Palestina" / Lo peor y lamentable de todo esto es avalar con un reproche a quien levanta una simple proclama y no hacerse cargo de hacerlo con quienes corresponda. Un abrazo hermano, no ha pasado nada, solo te equivocaste en tu análisis.
Publicar un comentario