Es una isla que se levanta en medio del vacío;
gravitan en su entorno fragmentos de espejos, retazos de mantas, filigranas de recuerdos.
La memoria se pierde con la vista que se aleja más allá de las fronteras.
Emerge la espuma de la distancia que ya no es sólo de montañas, valles, abismos, desiertos;
ahora los kilómetros se encuentran en el nudo ciego de las utopías.
Pasó de largo...
Arrastró historias fantásticas, rondas infantiles, sones de primavera;
se llevó consigo semillas, esencias, hojas, piedras, barro.
Y atravesó el espacio.
Se escapó con su rostro inefable.
Se esfumó como un suspiro de lágrimas que se desprenden lentamente,
a cuenta gotas
una a una,
de su reloj de arena.
3 comentarios:
El tiempo no debe existir en la mente de un soñador...y mucho menos en la de un mago de corazones...
Un enorme beso
MJ
Cierto lo que comenta M. Jose, leyéndote parece detenerse el tiempo. Aunque yo pienso que no sólo lo parece, al fin y al cabo éste es relativo y subjetivo.
Un abrazo amigo.
Me ha encantado esta entrada. Cuanto tiempo desaprovechado cada día...
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