20 septiembre 2013

las alas rotas

El pequeño pájaro insistía con sus embestidas contra la tibieza que irradiaba el vidrio de la ventana. Sentí que debía dejarlo entrar y no lo hice, pensando que no era natural que tal actitud del ave significara un pedido de ayuda, sino un acto reflejo, deduje, que a través de una fotografía dejó su imagen en mis manos, nada más que eso.
Más tarde tuve una pregunta enfocada hacia el desamparo de aquellos que no tienen techo, los seres que viven en la calle, en cualquier rincón que los cobije en lo mínimo y volví sobre las cuestiones que no se entienden o no tienen respuesta.
Ayer escuché de un señor muy privilegiado, diciendo que no cabía en su mente el razonamiento de las desproporciones sociales, y qué debe hacerse con los que, desposeídos, luchan levantando la voz o dejan caer sus brazos abatidos, resignados amargamente a un destino sin aparente solución.
Hablaba del "ser" y del "tener", y que él no quería ni comprendía tanto egoísmo y desamor de unos frente a otros, asuntos tan viejos como indisolubles.
Agrego en la sencillez de mi saber, si alguna vez el mundo comprenderá el mensaje de aquel asesino reconocido por la historia, que sembró muerte en todas sus expresiones, hambre, gas y tiros, como tópico de su mente criminal y racista. 
¿Hay alguna diferencia, me pregunto, con la actualidad donde en tantos sitios se eliminan vidas e ideas por un programa económico que sustenta el buen pasar de los menos y maltrata a las mayorías?
                                                                                       Texto y fotografía de José López Romero. 


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