13 octubre 2012

Un carta en el mar


Observaba al niño jugar, muy entretenido, con semillas de laurel, palitos y tierra que dejaba escurrir entre sus dedos. Nada lo perturbaba, y su mirada se me ocurrió entrelazada con sus rulos y su fresca realidad de estar descubriendo pequeñas cosas que a nosotros, los mayores, no nos importan. 
No se por qué introduzco esta idea cuando tenía otra en mente, será por esa rara situación que solemos imponernos, de mezclar repentinamente los pensamientos más diversos. Todo viene a cuento por recordar este sitio que nunca he olvidado, y siento que, pese a estar vivo en su existencia virtual, el espacio se ha reducido a la soledad de las palabras que supimos conseguir, y no ha pasado tanto tiempo de ello.
No me gusta percibir cosas anticipadamente, aunque me dejo asaltar por una imagen que no puedo evitar, cual si estuviera escribiendo una carta que más tarde arrojaré al mar. Siempre hay motivos para recuperar lo que parece perdido, o extraviado, y dejo que este sentimiento domine la escena.
Los niños son afortunados, no piensan aún en desencuentros ni en olvidos, una cualidad natural de la edad, que los mayores dejamos a un costado del camino, por otros "laberintos" más interesantes o ricos, solo  digo. 
El pequeño sigue sentado, sonriendo para su duende interior y levantando ocasionalmente la mirada para encontrarse conmigo. Enhebra una aventura de hojitas verdes y manos sucias. Ilustra mi atardecer con su inocencia y su ternura, tal vez,  lo que intento atrapar en esta prosa desordenada y sin magia.                        (José López Romero)

3 comentarios:

Alicia Abatilli dijo...

Y aí que lo has logrado, José.
Tu prosa no es desordenada, mucho menos no tiene magia, estás equivocado.
Me gusta leerte.
Un abrazo.

josé lopez romero dijo...

Fue repentino pensar así al escribir sobre la marcha, cuando ayer en una visita a Preludio me dí cuenta que no estamos fortaleciendo su existencia. Otros medios de expresión nos han quitado esta reunión lograda por el empeño de María José Pastor Vivo en su momento. Siento que podemos seguir nutriendo este sitio con el mismo amor conque comenzamos en el. Celebro contar de tanto en tanto con tus palabras, Alicia María Abatilli. Saludo

Gizela dijo...

Estoy de acuerdo con Alicia
Es un texto muy bien logrado!

Abrazos!

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