El generoso sorbo de agua inundó mis cavidades subterráneas cuando la música despejaba mi cabeza bajo la almohada; fue hasta que el ruido del techo trajo otra cosa.
Afuera arreciaba la lluvia y el radio muy cerca de mi oído decía mensajes de texto.
Me llené de gerundios evacuando momentos pasados apenas, aún casi a mi lado.
De vez en vez, nunca falla, natura expele su furia de montes talados, atmósfera envenenada, ríos cargados de inconsciencia y almas que gotean estiércol de mercado.
Se que alguien ha tirado basura a la boca de tormenta como un cadáver se arroja en cualquier parte para que Dios lo regrese en humus y luego de nuevo en siembra. Él no se mete a destapar alcantarillas y tampoco nos ha metido la ruindad en la sesera.
Comprendo el trabalenguas del locutor que no alcanza a leer los llamados. Pero heme aquí asistiendo al funeral de la madre santa que nos deja caminar por esta tierra.
Mi pueblo parece en calma y nadie cree que los farsantes no descansan. Como si esto fuera poco alguien no tiene pan, son muchos más, infinitos más en otros sitios, con la etiqueta de la vida que los ha marcado así, la llevan prendida en la mirada, lo ves.
Un santo recorre las calles en bicicleta pidiendo de favor para luego dar, es un puente de limosna, un torrente del corazón que se avergüenza de la puta indiferencia.
Las escuelas tienen pizarrones ciegos, sus tizas no escriben y esos niños creen que leer es nada, o es la superficie plana que educa para aceptar los males como benignos.
El verde infecto de un papel con poder se confunde en la llanura adulterada.
Nadie busca como ayer el aire de los prados con su pureza para solitarios, no hace falta decir por qué, la explicación será negada tres veces antes que cante un gallo.
Pocos recuerdan el amor de antaño, pero hoy jugamos a darnos abrazos con aquél viejo estilo, y un deseo decoroso mientras no se atraviese en la carrera. Sálvense los que puedan, alguien nos lo recordará cada día. ( José López Romero)
11 comentarios:
Cuando entro a tu blog y me encuentro con tus escritos, me quedo tan tranquilo lleno de sabiduría, ante tus bellos post..
me voy siempre con el deseo de regresar y compartir por este medio tus escritos
un abrazo inmenso
con mucho cariño
Sólo palabras... pero hay palabras y palabras. Lo que puede matarnos, también puede hacernos renacer.
Y aquí está la prueba.
Un escrito impecable, amigo Jose, como siempre.
Un abrazo.
Querido José; Si fueran sólo palabras serían un cuadro, pero llegan tanto más allá de la belleza que es cómo sentarse a mirar nuestra sociedad desde una estrella para abarcar toda esa realidad primero desde lejos para obtenerla toda y después ir acercándose, corazón en mano, a cada rincón que nos rodea. Tu escrito es muy bello José, pero más hermosa es la sensibilidad con qué miras. Un abrazo Merci
Maravillado al leer tus letras. Realmente me gustaron. Te felicito.
Sólo un acápite querido José, ‘de la madre santa que AÚN nos deja caminar por esta tierra’ y eso porque nosotros la estamos obligando a digerirnos enteros, y enteros nos engullimos todos. La indiferencia estará escrita en nuestra lápida cuando todos nos vayamos y sea inútil ya luchar por lo que amábamos…
No son sólo palabras, son lamentos de un alma que se siente postergada. Te postergas mucho, José, tienes mucho por decirnos y te postergas mucho. Me ha gustado verte otra vez, ya que hay que tener cierta paciencia para leerte posteando; bueno amigo, paciencia tendremos, ya lo creo. Pero las palabras son nuestra razón ahora, ellas nos unieron, ellas nos unen, unamos al mundo antes que alguien nos lo recuerde.
Mi abrazo enorme, José.
Me encanta leerlos, todos tienen esa virtud de atraparme en sus escritos.
Besos y saludos...
eres un exquisito Jose!!!
Muchos besos y gracias
No creo que nadie te iguale,en resumir con estilo y señorío; nuestra cruda realidad..José,no bueno…Buenísimo.Te dejo Un Beso
aún me cuesta habituarme,
me faltan tus colores,
mj,entro a un patio
donde no veo la intimidad
de antes,tu alma y la mía,
pero prometo acostumbrarme!
besos
Quizás salvarnos entre todos.
Palabras como las tuyas son un paso, un abrazo de esperanza, José.
Alicia
Nunca está de más volver a recordar textos así, palabras lacerantes de cuya herida sólo puede brotar una sangre que nos alimente y nos haga crecer.
Un abrazo.
Publicar un comentario