Aquellos que suelen estar a toda hora con su inteligencia expuesta son escasos, pienso ligeramente. Pues se dice que la máquina perfecta aún no ha sido inventada y el hombre no es una maqueta con el mejor diseño. Camino esta tesitura y hablo sin testimonio de causa. Soy uno de esos que abren la ventana y esperan vírgenes inspiradoras pegándose a sus cristales empañados por algún motivo. Devolveré las alas prestadas por una mañana poco generosa que me vio sin nada y quiso que subiera a una ilusión de tono pasajero. El invierno vendrá incorruptible a deshojar las virtudes de los egoístas y los disfraces de luces de los delirantes, como quien suscribe. Acomodaré unas mentiras cortas en un cofre de papel y las líneas fuertes cubrirán mi retirada sin lágrimas perennes. Quién sabe qué dirá el eco de mis pestañas. A las siete de la tarde detuve mis pupilas en la herida de las nubes que batían tambores para una lluvia demasiado anunciada. Y fue en una puerta cualquiera donde la rubia de largos rulos teñidos estiró sus piernas blancas al sur, simplificando el trabajo de la brisa que jugueteaba con sus encantos debajo de la falda corta y negra. Intenté dibujar unos pájaros a vuelo remontando un viento inexistente. Huían de una tormenta que prometía salvar a nuestra tierra seca montada en una escena de sofocación y muerte. Las agujas del reloj quedaron detenidas a las 9.15 y supe que ya no pasaría el tren de las 10. El cielo estaba transparente y los supuestos pasajeros, sus conversaciones y sus equipajes desaparecieron del andén. Las paredes quedaron a solas junto al mustio badajo de la campana de partida y un vagabundo sin destino. Amplié la mirada en derredor y supe que nada era cierto, que el tiempo citado no había sucedido, que mis pensamientos eran un borrón ininteligible y lo que había escrito este día habitaría eternamente un profano silencio. (José López Romero)
5 comentarios:
...Como dice nuestra gente...hay que aprender a campear los temporales...a las tierras les falta agua...y al hombre le falta escuchar su corazon...La tierra clama y nadie escucha.Jose realmente muy bueno.Saludos.Silvi.
Eternamente un profano silencio...
me gusto mucho el final...
saludos fraternos
Tus letras nunca serán silenciadas, aunque sí profanadas, pero eso es algo que no debe importarte, supongo.
Cuando termines con esas alas, me las dejas a mí, a ver si también yo soy capaz de remontar semejantes vuelos.
Un abrazo.
Querido José, letras de estilo propio, pensamiento capaz de llegar a inmensas alturas, prosa bella que deja al lector con ganas de seguir leyendo aùn después de un buen final. TODO UN ESCRITOR ¿no crees? En mi opinión lo pienso hace rato. Un abrazo. Merci
llegas tu silencio es una sabiduria de musica tocada con el mejor pianista
gracias por tus relatos, por tus palabras por este silencio magnifico
un abrazo
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