M.P.A.
Tenía que hacer un trato con la vida y pidió unos rezos para que el dolor la dejara tranquila. No sabe quién rezó por ella.
Pero sabía que para lograrlo debía quedarse sola.Se sentó en un desierto absoluto. El rezo de una lluvia le cayó transparente y brillo cómo si fuera a una esfinge de hierro.
Un murmullo inclinado llegó desde un campanario pidiéndole a no sé que dioses que se identifiquen, pues las voces que acudían a llevarse su herida eran varios.
El dolor esperó sentado en un banquillo. Sabía que era su día final, que se había convertido entonces en un invitado hipócrita, de apariencia gentil, tácito y ni siquiera decía su nombre.
Aceptó irse con la condición de dejar la herida, esa que hizo con el hierro derretido en el frío.Pero ella no aceptó el trato.
El dolor se supo vencido y solo se levantó sin que nadie le indique el rumbo, siempre sabe a dónde llegar e instalarse. Envolvió la herida en una capa roja de agua y sangre que goteaba lento pero en el desierto todo seca rápido.( ¿Siempre intenta ese gesto de última y pobre dignidad?)
Las voces de los dioses temblaron el campanario. No hubo trato. Y ella agradeció sin saber siquiera de dónde llegaban las voces. Otra vez amanecerán lunas…
¿Qué hará sin la herida, sin un dolor de siempre? ¿Que hará?
Las voces empezaron a callarse, a volarse cómo los pájaros que se van en los campanarios. El desierto parecía menos solo. Se olvidó del absoluto.
-Escribiré medios poemas acostados. Así voy a llamarlos. Medios porque no sé hasta dónde lo son; poemas, porque quiero escuchar su sentido con cierta sonoridad y acostados porque no quiero levantarlos. Seguramente no los quiero ver en posición vertical hasta que puedan pararse solos.
Acababa de hacer un trato con ella y feliz se puso a escribir esperando sí, las lunas que amanacerán otra vez mañana.
Mercedes Sáenz
8 comentarios:
Rezar en un desierto absoluto es muy duro, sobre todo cuando se va acompañada del dolor. Pero es él el que hace posible, muchas veces, el que encontremos lo que necesitamos...No sé si tiene relación o no, simplemente que leyendo tu hermoso texto me has recordado a Santa Teresa.
Bienvenida Merci, es un honor tenerte aquí como compañera y amiga.
Un abrazo sincero
mj
Un esfuerzo maravilloso el de María José para acercar a este sitio de ideas y sentimientos a una amigaza, como decimos los "argentos". Mujer de palabras enteras como sus poemas que ella dice son medio acostados porque no sabe a donde llegan. ¡¡Estarán llegando a nuestros corazones Merci como siempre!!, y ya los veo en pie, como que han salido caminando de tu sitio del alma, ¡vamos la porá!
Cuando ese dolor desaparece, la poesía brota sola del alma.
Y esos poemas ya caminan solos hacia nuestros corazones.
Un relato maravilloso, amiga.
Un beso.
Magnífico, me ha encantado, muchas felicidades.
No hay nada mejor que dejar fluir esas palabras que salen del corazón... Precioso!!
besitosssssssssss
Me gusta lo de medios poemas acostados, los tendré en cuenta...
Gracias por este post.
Alicia
Me gusta lo de medios poemas acostados, los tendré en cuenta...
Gracias por este post.
Alicia
Mercedes...Mientras fluyan del alma,son poemas.Muy Bueno.Te dejo Un Beso.Silvi.
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