27 octubre 2014

nuestras ventanas

Ellas no son iguales unas a otras, ni contienen idénticas miradas, ni guardan los mismos secretos o traiciones, tampoco dejan entrar luces o sombras que su dueño no espera.
Ellas son fieles y sencillas como los trazos de este pobre dibujo que pretende mostrar un marco antiguo con celosías oscuras, de cortinas cansadas y desprolijas.
Utilizo el "tal vez" de la incertidumbre, porque supongo ideas desde la ambigüedad de unas líneas que se proyectan sin destino aparente. Solo vagan y proponen valores o despropósitos hipotéticos, producto de ninguna genialidad, apenas plumas al viento, y uso una frase que podría ser robada, para que me cubra con alguna coherencia, sin ser absoluta al respecto.
Iba detrás del rastro de sangre de un bolígrafo rojo mientras observaba la mirada de un Cortázar combativo que dejó prendido su mundo a la pasión de muchos pero no de todos.
Los gestores del miedo se ocultan entre las piedras, cualquiera sean, puestas como al descuido en las veredas, las esquinas, en las plazas y los caminos.
Alguien ha edificado una ilusión que podría significar mucho o totalmente nada.
Otro armoniza su alma y detona en sus palabras, se me ocurre que la sangre llega más lejos que el agua, y que las venas son torrentes que jamás logran alcanzar el cauce de un río.
Mi cambalache está amontonado en un rincón de este mundo sin prestigio, y en el de al lado. 
                                                                                  Gráfica y texto de José López Romero

1 comentario:

Alicia Abatilli dijo...

José, hay ventanas que se abren para no cerrarse jamás, como Preludio.
Gracias por seguir.
Abrazos.

Quizá también te interese

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...