Una cosa sepultó la otra sobre la mesa y allí naufragaron mis cuestiones poéticas. Era desmesurado mi afán en hallar “ese” rincón especial para estilar unas sílabas, cuando me hubiera contentado apenas un párrafo o como se llame el orden de un puñado de palabras que a fin de cuentas será solo eso.
Son millones las que vagan y se dispersan por donde imagine, con sus distintas actitudes y lamento su potencial tirado como en juego de “barajas”. Discurro conmigo mismo para no desavenir con nadie en este punto en que digo que nada fue ni será aprovechado de la sustancia de las mejores letras.
”El hombre aborrece de sus escribientes pensadores y solo los pone en vidriera como algo raro”, extraje de un racimo de páginas amarillentas tomadas de alguna parte. Es mucho lo que dejamos en el camino de aquellos que enaltecemos y premiamos para después arrumbarlos donde no molesten, sin olvidar de vez en cuando exhibirlos en público. Si digo “mejores letras” no me atañe el epíteto ni lejanamente. No podría desconocer con alegría mis limitaciones tan comunes de mero cronista. Uno es un guerrero de fantasía con su Quijote a cuestas arremetiendo contra los molinos que siempre existen. El malherido medio ambiente, los misiles inteligentes del dragón de la montaña y cuanto loco con poderes exista con un séquito de invasores al instante, para eternizar sus egoístas y privilegiadas ambrosías. El borrador quedó en su comienzo y no fue más allá de lo que juzgué una tibieza, como si fuera impropio bucear en mi río de colores sin que esta rebeldía innata que me quema se manifieste. “Eran tantas las rosas…” escribí, y quedó allí tieso y vacío ese deseo que venía abriéndose paso. No había nada para decir que no fuera la inmadurez de las emancipaciones que alimento. Se que no es necesario desparramar consignas gratuitamente, y menos esta que llevo prendida para mis sueños internos que no trascienden sus fronteras. (José López Romero)
7 comentarios:
Mi estimado José. Dices mero cronista como si no fuera gran cosa. A mí me encantan las crónicas, es más, me gustaría mucho saber escribir crónicas, no es tan fácil como yo pensaba. No es un simple periodismo narrativo, no José. Hay que ser muy hábil para lograr interesar a tu lector como lo hace un verdadero cronista, y tú lo eres, eres muy hábil.
La poesía muchas veces se queda en frases sueltas, no siempre tenemos la facilidad de soltar nuestras palabras al viento, o al papel mejor dicho. Ayúdate con las imágenes, esas que colocas con tanto éxito en tu blog, no dejes que el desánimo te gane la batalla, voltéalo, gánale tú la guerra. Deja que tus palabras se conviertan en verdaderas emancipaciones que tú alimentas. Y que nosotros gozaremos, por supuesto. Un abrazo del tamaño de tu país, que es más grande que el mío.
Es primera vez que te visito y sucedió por casualidad o como suceden la mayorías de las visitas, de un blog a otro blog y así sucesivamente. Pero me ha gustado mucho esta entrada que has publicado, además que estuve leyendo un poco y me gustó muchísimo tu material. Te agregaré a mi lista de blog a seguir. Saludos...
Yo no se escribir, pero de lo que si estoy segura es de que las cosas que se hacen con buena intención llegan a todos y de todo se aprende.
Me gusta como escribes :)
Besitossssssssss
Lo tuyo son mucho más que meras crónicas; mucho más que simples palabras organizadas más o menos. Es auténtica poesía hecha para correr por las venas, y no para ser expuestas tras cristal alguno.
Tus escritos me conmueven, querido Jose, y eso es algo que jamás se olvida en ningún rincón polvoriento.
Un fuerte abrazo.
Lo tuyo son palabras que tocan a mi alma que despiertan mi curiosidad, por aquella verdad, por aquel camino, que en tus palabras me guio
Coincido con mis compañeros de comentarios José, creo que tus crónicas, son CRÓNICAS.
Abrazo
Alicia
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